Una de las creencias más comunes —y limitantes— a la hora de comenzar un proyecto documental es pensar que necesitas una gran cámara, micrófonos profesionales o estudios en cine para poder contar una historia. Pero la verdad es otra: no necesitas todo eso para empezar.
Hoy en día, un simple celular tiene más potencia que la tecnología con la que el ser humano llegó a la Luna. Lo que realmente importa no es el dispositivo, sino la mirada detrás de la cámara. El ojo. La sensibilidad. Las ganas de contar algo que te quema por dentro. Porque las buenas historias no dependen de megapíxeles, sino de tu capacidad de observar el mundo con profundidad y transformar esa observación en un relato visual.Muchísimas personas han comenzado sin un plan perfecto, sin formación académica, y aun así han creado piezas poderosas, honestas y memorables. Aprendieron en la práctica, equivocándose, grabando una y otra vez, editando de noche, pidiendo ayuda, compartiendo su proceso. Y eso también es parte del documental: explorar sin saberlo todo, pero con una convicción clara de lo que se quiere decir.En Saltamontes, creemos en ese espíritu. No buscamos solo técnicos expertos, sino personas con una voz propia, con una urgencia por mostrar algo del mundo que necesita ser visto. Si tienes una historia que contar, comienza con lo que tengas. El equipo se mejora con el tiempo. La mirada, en cambio, se cultiva desde el primer día.Así que si solo tienes tu celular y una idea dando vueltas en la cabeza, empieza. Observa, graba, escucha, vuelve a grabar. Confía en tu intuición. Lo único imprescindible para empezar un documental… es empezar.